lunes, 2 de noviembre de 2015

TANTO PRIMER PLANO ERA SOSPECHOSO

Los de Dynamo la volvieron a hacer. Carlos Moreno la volvió a hacer. Roro Guerrero, la Rata Carvajal, toda la pléyade. Tercer día de Qué Viva la Música en cartelera, tercer día que me la repito y tercer día que me voy de fiesta.
Qué Viva la Música no es como el libro, es mejor que el libro. El universo caicediano, todo su imaginario, amplificado a su máximo esplendor.
Todas sus obsesiones, todos su fantasmas, no sólo los de la novela, sino los de sus cuentos, los de Ojo al Cine, de sus cartas (sobre todo) y los de sus colaboraciones están en la película, (mejor dicho, Carlos Moreno también ha sabido condensar en hora y media hora a todo Caliwood). Es como si Andrés hubiera inventado una estética y la hubiera guardado en un cajón y Moreno nos la estuviera mostrando.
TANTO PRIMER PLANO ES SOSPECHOSO
La primera parte de Qué Viva La Música es bastante ñoña, críptica si se quiere. Al espectador le cuesta ingresar a ella. Un amasijo de primeros planos por medio de los cuales se nos quiere mostrar la tontería, el tedio y la vida rutinaria de las clases altas. Por ello el rock, por eso la canción She´s Lost Control de Joy División en una de las escenas más ruines y machistas del cine. Hay una apuesta ahí. Todo es deliberado. No es el primer plano empático y vendedor de la publicidad, es el primer plano carcelero de las urbanizaciones llenas de límites y rejas y puertas y ventanas cerradas. Es un primer plano sin fuera de cuadro. Un primer plano que se acaba hasta donde llega el fotograma. Se siente el encierro psicológico del personaje central, la Mona y el de todos sus amigos, los niños pijos, esa vocación al fracaso y a la autodestrucción. ´´Ay, Ricardito que te has perdido… con lo peor de nuestra generación…(sic)´´. Los rockeros nos sentimos un poco ofendidos, lo sé. El rock no es tan malo, el rock es bueno, le rock es mejor, pero era la corrección política de Caicedo la que hizo que Moreno tuviera que optar por mostrarlo como el verdadero diablo de la vida metropolitana.
Sin embargo, uno se engaña. Uno cree que la película va a ser así toda, fragmentaria, escindida, sin contextualizaciones, desencantada (se pone peor).
Y resulta que todo es una trampa de Carlos Moreno para hacernos ese gran guiño al mestizaje, al desclasarse, como decía Andrés. Entonces llegan los planos abiertos, el paisaje, la gran caminata de la Mona a los barrios pobres, la alegría, el soltarse, el animarse, la periferia, el irse a bailar. Vienen las pateadas a los gringos y a los alemanes, nunca vienen mal un par de cascadas a los blanquitos que no se untan, que no se mezclan.
PROSPERIDAD PARA TODOS
En este punto, la película no es más una historia para jovencitos, aunque lo sigue siendo igual. Pero también hace gala de otros meta relatos más complejos. Se convierte en un sofisticado dispositivo político para decir que antes de hablar de paz, en Colombia nos falta hablar todavía de guerra, hacerla tal vez, porque ese clasismo nacional e internacional que la ha propiciado no ha desaparecido todavía y la manigua es sabia, a la manigua se le respeta por mucho que se le quiera poner el sellito de Prosperidad Para Todos.
Los blanquitos que se devuelvan con su purismo y sus industrias para sus países, según la reglas del micro cosmos caicediano, muy bien plasmado en las escenas de naturaleza de QUÉ VIVA LA MÚSICA.
Y no estamos en la ciudad, estamos entre la negramenta, el sabor, la vida. Y si quieres comerte esos hongos, debes pagar un precio. ´´Conque has venido a buscar el paraíso´´, dice uno de los personajes de la película a un gringo, ´´… pues este paraíso está perdido´´ Zoom out, Plano Medio de un colombiano con rasgos navajos dándole navaja a un alemán.
Somos violentos, siempre los seremos, la selva se tiene que defender ante el colono y Andrés lo sabía. Por eso lo escribió. Porque el proceso de conquista no ha terminado y seguiremos defendiéndonos mientras quede un último árbol sin deforestar. Gracias, Moreno, por ayudarnos a entender esa parte de la novela. Por fin alguien se ha tomado la dignidad de entender a Caicedo. Y no sabíamos que la novela del suicida era tan buena. La leímos en su totalidad pero nos habíamos perdido sus mejores textos. O los habíamos olvidado más bien. Y fuimos al cine a recordarlos.
METROPLITAN SICK
Así, Rodrigo Guerrero se ha vuelto a salir con la suya. Sobra decir que a él y a Carlos Moreno no los quieren en Sundance. Los adoran. Son los reyes del cine independiente en español. Incluso, han logrado colar cositas a los Óscar. Maria Llena Eres de Gracia, por ejemplo. Por demás, son asiduos huéspedes de honor en el festival de cine inaugurado por Robert Redford.
Perro Come Perro, Todos Tus Muertos, El Cartel de los Sapos, una filmografía que a ciencia cierta es más USA Made. En un día muy lejano, Colombia va a tener a su propio Alfonso Cuarón y su propio Gonzalez Iñárritu porque Moreno y Guerrero operan allá. Los conocen. Su gestión es completamente gringa.
Esperemos que sea así. ´Hay que pensar en grande´, me dijo una vez Guerrero en una panadería colombiana de Queens, cuando no había hecho ni siquiera María Llena Eres de Gracia. Luego volvió a echar su letanía en un streaming del Ministerio de Cultura: ´´Uno tiene que decidir si quiere jugar un picadito en la calle o una gran final en un estadio´´.
Con QUÉ VIVA LA MÚSICA, Dynamo ha demostrado estar lista para el gran superbowl.

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