lunes, 27 de julio de 2015

JERICÓ: Otro corto más

En Jericó todo funciona y funciona bien. El agua se puede tomar de la canilla, la gente toda es amable sin excepción, hay un museo con la obra de Ethel Gilmour, hay un café internet en cada esquina y un público receptivo, respetuoso y culto para el tema de las artes. Ni que hablar del colorido en cada una del 90 por ciento de sus fachadas y la tendencia ultra liberal en los sermones del cura del pueblo en una las iglesias más bellas de Antioquia.



Me encuentro a la salida de la proyección de ES DOMINGO YNTAN en el auditorio del Maja, con poco tiempo para descubrir más a Jericó, la verdad. A duras penas pude ir a misa, y a la cantina a beber, y esto por su cercanía con el alojamiento asignado por el Festival Prisma 2015.


Sobre lugares como el café Madre Laura, me siento con pereza de explorar. Me he vuelto lochudo, prefiero quedarme en el hotel, viendo la televisión por cable que me he negado a tener en mi casa.

5 personas, que parecen amigos entre ellos (as), se me acercan para hablar de la película. Muchos aduladores, de los falsos y de los verdaderos, ya se me habían acercado antes, a decirme que el corto los había despertado: que los otros cortos los había hecho dormir. La tarde es soleada. Nuestras sombras se riegan por el adoquinado de las faldas de Jericó. Una afonía con principios de bronquitis me acompaña desde hace tres días. No quiero hablar. El resplandor del sol hiere nuestras retinas. Me quiero retirar, pero me da pena con los interlocutores: son cuarentones como yo y parecen muy educados. Al final llega una de las organizadoras y me salva de seguir hablando de mí mismo.

Pienso que ES DOMINGO ha cumplido su objetivo. Se mostró en pantalla, no grande, gigante. Y se vio bien, aunque el proyector destiñó los colores de todas las obras. También la vio gente desprevenida, todo un auditorio, y gustó. Ahora sé que se puede arreglar más y mandar a festivales importantes y no va a hacer el ridículo.


 No la vio gente importante, porque la gente importante sólo se ponen atención a ellos mismos o le ponen atención a la gente que les represente algún dividendo laboral. Citando al caricaturista Jairo Barragán Naide: ´Yo sólo leo las publicaciones donde me publiquen a mí´.

Pienso que la película no es tan rara como creía, si la ve gente culta o al menos con cierta cultura cinéfila. De hecho, el corto resultó el menos mamerto de la muestra, el más MTV, el más capitalista, frívolo, banal, si se quiere.








En general, todas las películas vistas en Prisma tenían el tema de la mujer. ES DOMINGO también lo toca, al tema, pero fue la única pieza donde la mujer no es relacionada con la casa sino con la calle.

Songo sorongo, siendo el corto menos izquierdoso, es el más progresista en cuanto a mujeres se refiere. En el fondo todos estos realizadores que posan de feministas con sus discursos audiovisuales, revisten un entramado conservador donde la mujer siempre es la que tiene que permanecer en la casa. ES DOMINGO YNTAN formula que mientras la mujer no suelte la cocina, nunca podrá reivindicar sus derechos.


En Leidy, de Simón Mesa, (proyectada al principio y al final del festival) (que yo tampoco la había visto), la incipiente mujer de la casa hace una pataleta muy angustiosa, muy contenida, muy de miradas, porque el hombre no ha llegado en toda la noche, lleva perdido dos días. Es una reflexión conservadora sobre lo que representa el hogar en nuestros días. (Entre tragos, se le pudo preguntar entonces a Simón por qué Leidi tan estrato 1. Por qué no hacer el mismo guión más clase-media, más estrato 6. Le dije que la historia perfectamente hubiera podido funcionar mejor en una esposa pija. ´´Así la hice, así salió´´,  me dijo. ´´No hubieras ganado en Cannes´´, dije yo). Una gran obra en todo caso. Universal, monstruosa, por mucho que en los pasillos del Festival de Jericó, hasta algunos organizadores mismos dijeran, después de haberlo invitado a Simón, que ´´Leidi no es para tanto´´, que Simón ´´estaba subido´´. Por mi parte yo tampoco creo que ganarse un Cannes diga nada. Por el contrario, dice mucho sobre la mayoría de obras que ganan allá (ver AGARRANDO PUEBLO, de Mayolo-Ospina, ahí se resume todo lo que significa Cannes). Pero lo que sí creo es que Leidi es una obra maestra, un corto de grandes ligas.

Al final, no se disparó un solo balazo en toda la muestra. Pero hubo mucha denuncia a la violencia estatal en las propuestas. Una denuncia a la guerra silenciosa desde las instituciones, una guerra que ninguna paz podrá poner fin en este país, una guerra más cruenta y despiadada que la guerra de guerrillas.

El oficialismo por su parte inauguró la jornada con los taches arriba, a través de Julián David Correa, director de la Cinemateca Distrital. Lo primero que hizo fue dar unas explicaciones, no pedidas, sobre cómo se reparten los recursos de cinematografía. Se empeñó en dejar muy claro que no se los repartían entre los amigos, que la rosca no existe en su accionar. Y así se inauguró el segundo día del evento, donde ES DOMINGO fue proyectada.

 NACE UNA ESTRELLA
Ahora estoy sentado en el parque principal. He pedido una Pilsen y una colombiana, las cuales mezclo en un vaso. Es domingo y mi teléfono ha sonado un par de veces. Llamadas desde Medellín que siempre contesto. Escenas familiares por doquier. Aquí en Jericó también se siente el ambiente a feria de Flores. Pienso que una película no se acaba hasta cuando se acaba. Por razones de tiempo o de organización o de cansancio, ES DOMINGO fue mutilada por los proyeccionistas en la parte de los créditos y sin embargo la historia, sobrevivió, se dejó contar.

Todo el mundo tuvo que ver con el corto. Unos me preguntaron por la música, otras me solicitaron el mp3 de los grupos y, a groso modo, los jóvenes y artistas, gente con cierta sensibilidad pop, fueron los más entusiastas.

Pasa Simón Mesa y me invita a jugar billar. Le digo que tengo que hacer algunas cosas y que luego lo llamo. Hago mis vueltas y lo llamo, pero me dice que anda por ahí de vueltón. Al final, la jugada de billar se queda pendiente. No hay tiempo, el bus del festival calienta motores para volver a Medellín. Voy por mi maleta a la Casa Estudio, apelativo para el lugar donde nos hemos alojado. Hemos sido tratados muy bien por la organización. Hubo una preocupación por los realizadores, por el público y por las obras audiovisuales.

 Doy un sorbo al refajo y pienso que empezamos a disfrutar de un progreso en los festivales de cine cuando superamos el síndrome de sentar a las audiencias en sillas Rimax, o en el suelo. En este festival hemos estado cómodamente sentados en sendos muebles de teatro.

 Más allá de probar mi cortometraje, tuve la oportunidad de asistir, el pasado fin de semana, al nacimiento de un evento que va a ser grande. El Prisma de Jericó va a dar mucho de qué hablar y podrá ser la gran alternativa de festivales en Colombia por el espíritu rockero de su director Óscar Mario Estrada y su codirector John Jairo Rendón. En cuanto a mí concierne, considero que al cine colombiano le falta mucho rock and roll. 
Del mismo modo, pudimos presenciar la germinación de ese súper nova llamado Simón.
Mesa arrasó. Las proyecciones de Leidy se convirtieron en entrevistas de culto al joven director veinteañero. Una reencarnación de Bob Dylan criollo en el quehacer cinematográfico. Simón tiene esa pose y esa presencia, y ese desdén de nobleza, que le falta a los demás geniecillos del cine colombiano. 
Dicen las directivas que lo de Daniela Abad fue superior en la inauguración del viernes. Que se tuvo que hacer doble proyección de Carta a Una Sombra y todavía se quedó gente afuera. 
Sin embargo, Simón Mesa venía con otro tipo de tesoro desde los sótanos de esa muerte que es la gloria de Cannes. Simón venía cuidando un fuego y nos lo mostró en sus intervenciones. Llevó el candelabro hasta Jericó y compartió su chispita a las demás velas del recinto. Simón Mesa no llevaba una película para mostrar. Llevaba una experiencia para mostrar, tal vez el legado del patrimonio más importante del cine paisa hasta la fecha: su itinerario de Leidy, desde la concepción hasta la Palma de Oro. 


Ante semejante monstruo, los demás cortometrajes fuimos estudiantiles. He ahí la impotabilidad del genio (su actitud en sociedad me recuerda un poco a la actitud de Cerati cierta noche que me lo encontré en una fiesta en New York y donde no le habló a nadie en toda la velada). Yo lo entiendo a Simón. Como personaje del cine, es una ballena orca nadando en un pozo de agua lluvia. Aun así, Mesa se mete a todo tipo de calenturas para enseñarle a la gente a hacer cine y también vino al naciente Festival de las Artes Prisma de Jericó, 2015, y cumplió con su rol de super estrella.
Rumbo a Medellín, se le siente dicharachero a Mesa. Conmigo, Simón ha logrado romper cierto hielo que nos acompañaba desde la academia, años atrás. Con los demás realizadores no tanto. Creo que se han dejado intimidar por el resplandor y/o no les importa tanto el cine. O, tal vez, es que todos regresamos cansados.













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